La Casa Rosada desnudó una debilidad que se profundizó en medio de la última pulseada: no existe una sola vía de negociación con los gobernadores, sino interlocutores que se superpusieron entre sí. La ausencia de coordinación reveló el nivel de la interna que surca al entorno presidencial, entre Santiago Caputo y Karina Milei. Se incrementó la desconfianza entre el Ejecutivo y un variopinto bloque de gobernadores que decidió marcarle la cancha al Gobierno en el Congreso. El rol de las disputas territoriales, el incumplimiento de los compromisos asumidos y el costo político de dejar afuera de los pactos electorales a los aliados con poder de daño.