
Tras las intensas lluvias de los últimos días, que afectaron especialmente al centro-norte de la provincia de Buenos Aires, el agua volvió a ser protagonista tanto en los campos como en los caminos rurales. En las redes sociales, los productores agropecuarios mostraron de manera cruda las consecuencias de un fenómeno que, más allá de las inclemencias del tiempo, dejó al descubierto la falta de infraestructura en vastas zonas productivas.
Uno de los testimonios más resonantes fue el de Laura Cagnone, una pequeña productora de Chivilcoy. En un video grabado desde su establecimiento rural, y visiblemente afectada, expresó la impotencia que sienten muchos de sus colegas: “Resiliencia es la capacidad de reponerse a las adversidades. ¿De qué manera uno puede recuperarse de esto? Hace cuatro meses, este lugar estaba devastado por la sequía. Hoy, por la falta de obras de infraestructura”.
“Además de que el 70% de nuestra producción se la lleva el Estado, hay que tener en cuenta que el socio que no está aquí embarrándose ni viendo a sus vacas en busca de un lugar seco también está ausente; el 70% del campo está bajo agua”, continuó.
Cagnone criticó las demoras y carencias en las obras relacionadas con el Plan Maestro del río Salado, fundamental para el escurrimiento de excesos hídricos en la región. “Esta área forma parte de la cuenca del río Salado. Durante 30 años se han robado los fondos destinados a las obras de este plan. Ahora, todo está mal hecho, improvisado. Esto es la cañada de Chivilcoy, un afluente del río, y el agua no corre. Está claro que algo no se ha hecho correctamente”, denunció.
“No solo debemos soportar la pérdida de nuestras producciones y trabajar bajo el agua, sino que quienes nos dedicamos a la producción agropecuaria tenemos que tolerar que quienes no saben, no sufren y no viven de esto, digan que los del campo siempre lloramos”, concluyó en su grabación.
En diálogo con LA NACION, Cagnone amplió los motivos que la llevaron a grabar el video. Desde su campo, ubicado a 30 kilómetros de la ciudad, indicó que hasta ese momento se sintió prácticamente sola y aislada. “Me motivaron la impotencia, la frustración y la desesperación. El día anterior ya había llovido, pero fui al campo y todo estaba normal. Al día siguiente me encontré con este panorama”, explicó. “Es que el 70% de lo que producimos se lo lleva el Estado a través de nuestros impuestos, impuestos que, como se ve, no se traducen en obras”, enfatizó.
Cagnone reflejó de manera certera la situación que enfrenta en su establecimiento agropecuario. Según detalló, las imágenes que grabó muestran el desborde de un arroyo afluente del río Salado. “El Plan Maestro del río Salado no fue terminado. Aproximadamente a 50 kilómetros de aquí, entre Ernestina y Roque Pérez, hay un tramo de 31 kilómetros donde el río no fue dragado. No se realizó el trabajo que se llevó a cabo en el resto de la cuenca, lo que generó un cuello de botella. Por eso el río no fluye, el arroyo no corre, y así suceden el desborde y la inundación”, lamentó.
Cagnone admitió que no suele compartir su vida en redes sociales, pero sintió que esta vez era necesario. “Fue un acto casi de desesperación. Vivo sola y no tengo, o mejor dicho, no puedo tener gente que me ayude porque mi unidad económica no me permite cubrir un sueldo y las cargas sociales”, explicó.
En medio del agua, mientras intentaba proteger su hacienda, rogaba para que sus vacas no se escaparan. “Me escribió un vecino preguntándome si había visto en mi campo unas vacas y terneros, además de unos burritos que cuidan a los terneros de los pumas. Le dije que no los había visto. Por eso, le pedía a Dios que no me sucediera lo mismo. Es muy angustiante lo que estamos viviendo”, expresó con pesar.
La situación en Chivilcoy no es única; se repite en otros distritos. En el partido de Nueve de Julio, cuartel IV, camino a 12 de Octubre, la productora Patricia Gorza mostró el estado de los caminos rurales tras el temporal a través de un video en su cuenta de X. Las imágenes revelan rutas completamente anegadas y vehículos atrapados en el barro.
En esa misma red social, un usuario escribió: “De estos caminos y rutas proviene el 100% del superávit comercial argentino, lo que equivale a unos 32.000 millones de dólares netos. No piden cuidados, privilegios ni tratamientos especiales, solo piden que los dejen en paz”.
Otro posteo viral fue el del productor autoconvocado Daniel Pasquale, quien compartió una imagen de 2012 mostrando un cartel que anunciaba el “tercer tramo de la obra del Salado”, con la frase “Aquí también la Nación crece”, firmado por la Presidencia de la Nación. La obra sigue inconclusa hasta hoy.
A esta publicación, la productora tambera Andrea Passerini también se unió a la conversación, comentando: “Ahora se culpa al cambio climático. Y mi padre empezaría a enumerar todas las inundaciones que vivió en la provincia de Buenos Aires, desde las de los años 70 hasta las de 2001/2003. Después de eso, yo me hice cargo de enumerar”.
Mientras las lluvias cesan y el agua baja lentamente, los reclamos por infraestructura se multiplican en el interior bonaerense. La sensación general entre los productores es de una deuda estructural, donde la naturaleza vuelve a poner de manifiesto las falencias de un sistema que parece haber olvidado a quienes trabajan la tierra.