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Domingo, 10 de junio de 2018

Los gobernadores admiten que no negociarán juntos (Bordet y el 2019)

Los gobernadores admiten que no negociarán juntos (Bordet y el 2019)

Quisieran volver a actuar en bloque, pero admiten que serámuy difícil. Preocupados por el ajuste que tendrán que hacer en sus provincias,los gobernadores de la oposición se preparan para semanas y meses tensos.

El Gobierno ya dejó trascender que las provincias estánsegundas en la lista de destinatarios de los recortes, detrás del Estadonacional y antes de los sectores de la economía que deberán aceptardiferimientos en las rebajas de impuestos.

Frente a ese panorama, y a la espera de que Mauricio Macrilos convoque para conocer el detalle del acuerdo con el FMI , y del recorte quedeberán afrontar, los gobernadores peronistas recuerdan la negociación delPacto Fiscal con la Casa Rosada el año pasado y cómo haberse movido en conjuntoles sirvió para plantarse frente al Gobierno. Consiguieron, por ejemplo, que lafórmula para calcular los aumentos jubilatorios no solo considerara laevolución de la inflación, sino también de los salarios.

Sin embargo, reconocen que, aunque la coyuntura que derivóen la vuelta al Fondo y las consecuencias de haberlo hecho “son mucho másgraves” que las que rodearon el consenso fiscal, difícilmente puedanmanejarse en grupo esta vez.

“Ojalá tengamos espíritu de cuerpo, pero lo veodifícil. Creo que más bien va a primar la lógica individual”, evaluó anteLA NACION un gobernador del norte.

Otro cacique peronista fue más directo: “Actuar enbloque sería lo ideal, más teniendo en cuenta que la negociación va a ser muycomplicada. Pero con el presupuesto es imposible. Todos tenemos situacionesdistintas, tenemos necesidades de financiamiento distintas y cada uno va aprivilegiar lo suyo”.

Un tercer gobernador peronista destacó otra diferencia entreel escenario de fines del año pasado y el que surja del acuerdo con el Fondo.”El consenso fiscal era más flexible. El Gobierno necesitaba que parte delo que firmamos [como la reforma previsional ] saliera después por el Congreso.Acá hay un acuerdo ya firmado por una cantidad enorme de guita y hay quecumplirlo a rajatabla. El margen es mínimo”, contrastó. En la misma línea,recordó que las posiciones comunes que los gobernadores sostuvieron hasta lafirma del acuerdo fiscal terminaron diluyéndose en el Congreso.

Esta vez sin el desafío del Parlamento de por medio, lamayoría de los gobernadores coincide en que, más allá de eventualespronunciamientos en conjunto, o incluso fotos, cada uno privilegiará susurgencias. Y lo hará pendiente de su supervivencia económica.

De hecho, entre las provincias opositoras conviven las queya iniciaron recortes del gasto con las que no, las que están equilibradas ylas que arrastran déficit millonarios (la mayoría), las que dependen delfinanciamiento externo para cerrar sus cuentas y las que no. El universo es muydispar. El Gobierno lo sabe y piensa sacar provecho de esa diversidad. Más alláde consignas macro comunes para todos los distritos, negociará con cada gobernadorcon separado.

Planes para 2019

En el corazón de la negociación está el presupuesto del añoque viene y los gobernadores dan por descontado que una de las principales víasde recorte será la obra pública, un insumo vital para encarar un año electoral.Buena parte de los mandatarios del PJ buscarán su reelección el año que viene.La lista incluye a Juan Schiaretti (Córdoba), Gustavo Bordet (Entre Ríos),Sergio Uñac (San Juan), Sergio Casas (La Rioja), Lucía Corpacci (Catamarca) yRosana Bertone (Tierra del Fuego).

Fuera de esa lógica está el salteño Juan Manuel Urtubey ,que, sin embargo no le escapa a la lógica proselitista porque quiere sercandidato a presidente. Tal vez, justamente porque para serlo con chancesnecesita ganar espacio en la disputa por el liderazgo del peronismo, es másoptimista que la mayoría de sus pares.

“O actuás en conjunto o te llevan puesto. Si en esta teentregás de a uno, te cocinan”, razonan cerca del gobernador.

La estrategia parece clara. A Urtubey le vendría bien que seimpusiera la acción en grupo y posicionarse como una suerte de primus interpares. Los que recelan de sus últimos movimientos, sobre todo de haberlellevado Macri la propuesta de recortar el IVA para bajar las tarifas (lo acusande haberse “cortado solo”) y de sus “zigzagueos” con laCasa Rosada, no creen que lo consiga.

Cerca de otro gobernador convalidaron la hipótesis de que laacción en conjunto no solo es conveniente, sino también posible. Y lo asociaroncon el debilitamiento del Gobierno a partir de la corrida cambiaria y ladecisión de recurrir al FMI. “Acá, hace 45 días hay un elemento nuevo.Macri ya no es invencible, desapareció el temor a la ola amarilla, el peronismoolió sangre y ve que puede ganar la elección en 2019”, se despachó elvocero.

Como contracara, justamente en función de las ambicionespara 2019, aparece otro factor que dificultaría las acciones conjuntas: ladesconfianza que reina entre los gobernadores y que ya ninguno intenta ocultar.”Termina el Mundial y arranca la campaña. Ahí sí, se acabó lasolidaridad”, admiten.

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