
Las intensas lluvias ocurridas entre el jueves y viernes pasados se produjeron en un momento crítico, ya que aún queda una parte significativa de la soja por cosechar. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, alrededor de 1,26 millones de hectáreas de soja permanecen sin recolectar en el norte y oeste de la provincia. En el norte, son aproximadamente 530.000 hectáreas, mientras que en el oeste, donde las lluvias fueron menos intensas, quedan otras 730.000 hectáreas. Sin embargo, no toda esta superficie está necesariamente comprometida por el mal tiempo. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advirtió sobre “nuevas precipitaciones”, lo que podría retrasar aún más la cosecha.
La Bolsa de Cereales detalló que este fenómeno tuvo un notable impacto en localidades como Chivilcoy, Chacabuco y San Antonio de Areco, donde se registraron lluvias que en algunos casos superaron los 400 milímetros. En cuanto a las áreas aún pendientes de cosecha en el norte bonaerense, se advirtió que “podrían presentar algún grado de afectación”.
Aunque en el oeste el evento fue más localizado, también se registran riesgos: “La lluvia afectó solo parte de la región, por lo que sólo una porción de esa superficie podría estar comprometida”. A esto se suma un antecedente preocupante: esta misma región ya arrastraba un atraso del 14,7% en la cosecha con respecto al año anterior, debido a las lluvias de marzo, lo que genera aún más incertidumbre. Por lo tanto, se advirtió que “los nuevos acumulados podrían ocasionar pérdidas significativas”.
En lo que respecta al maíz, el informe indicó que en el norte bonaerense el avance de la cosecha se aproxima al 90%, con los remanentes correspondiendo principalmente a siembras tardías y de segunda ocupación, que abarcan unas 120.000 hectáreas aún por cosechar. En el oeste, aunque queda más superficie por levantar, no se anticipan mermas significativas a nivel regional para este cultivo.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario también expresaron su preocupación por las consecuencias del temporal. En el norte y noreste bonaerense, más de dos tercios del cultivo de soja seguían sin cosechar al momento de las lluvias. La posibilidad de nuevos chaparrones complica aún más la situación. Este fenómeno climático, que ha dejado registros excepcionales en varias zonas de la región núcleo, mantiene en estado de alerta a los productores por los posibles daños que aún no se pueden cuantificar.
“Ha sido un fenómeno muy fuerte”, aseguró Cristian Russo, jefe de GEA (Guía Estratégica para el Agro) de la Bolsa rosarina. El informe revela que las precipitaciones superaron los 150 milímetros en amplias áreas, alcanzando acumulados extremos como 378 milímetros en Chacabuco, 250 en Rojas y 225 en Junín. En muchos casos, los campos quedaron tan saturados que se hizo imposible continuar con las labores de recolección.
“La duración del agua es crítica para evaluar el daño en los cultivos que no se cosecharon”, explicó Russo. Desde la entidad, señalaron que el tiempo que tarden en escurrirse los excesos será fundamental para determinar el impacto en los rendimientos. Si el agua se mantiene en los lotes por mucho tiempo, aumentará el riesgo de pérdida de calidad y cantidad en los granos. Y el mal clima persiste. “Actualmente continúan las lluvias y lloviznas, y mientras no se resuelva este sistema que afecta al sudeste y siga ingresando aire húmedo del Atlántico, la situación problematica puede prolongarse”, advirtió Russo.
Además de las lluvias, también se reportaron ráfagas intensas en localidades como Hipólito Yrigoyen, donde se registraron daños puntuales por el viento. “Ha sido un fenómeno muy fuerte”, reiteró Russo.
Desde el INTA Pergamino, el especialista en cultivos y suelos, Andrés Llovet, explicó que los impactos productivos del temporal varían según las características del relieve. “Dentro de la franja más afectada, donde las lluvias cayeron en zonas onduladas, el escurrimiento fue más rápido, pero en las áreas más planas, el drenaje es mucho más complicado”, señaló.
Comentó que en zonas como Rojas, Bragado, 9 de Julio y parte de Chivilcoy, el agua permanece acumulada debido a la falta de pendiente y el tipo de paisaje. “En esos ambientes con mayores problemas de drenaje, es probable que la superficie a sembrar disminuya en algún porcentaje, lo cual aún estamos evaluando”, advirtió.
En lo que respecta a la siembra de trigo, que comienza este mes, Llovet indicó que los productores que no puedan iniciar con ciclos largos podrían optar por variedades intermedias en junio o de ciclo corto hasta el 15 o 20 de julio, si las condiciones lo permiten. Sin embargo, “habrá áreas que, si continúa lloviendo, probablemente quedarán fuera de la posibilidad de siembra”.
También destacó que el centro-oeste bonaerense ya estaba complicado por las lluvias de principios de otoño, que afectaron la transitabilidad y elevaron las napas. “Esto sin duda se agravará”, alertó. Anticipó que seguirán trabajando con imágenes satelitales para ajustar con mayor precisión el área afectada y las pérdidas potenciales.