Miércoles, 28 de mayo de 2025   |   Campo

La cadena del maíz destaca el rumbo del Gobierno y pide avanzar en la eliminación de las retenciones

La cadena del maíz destaca el rumbo del Gobierno y pide avanzar en la eliminación de las retenciones

Al abrir el Congreso Maizar 2025, cuyo lema este año es “Por más valor”, Federico Zerboni, presidente de la entidad que integra la cadena del maíz y el sorgo, reconoció el rumbo económico del Gobierno y realizó un enfático llamado a implementar con urgencia las reformas necesarias para que el agro recupere competitividad. En el centro de su discurso, destacó la necesidad de eliminar las retenciones. La apertura del evento, que tuvo lugar en el Complejo Goldencenter, contó con la participación del secretario de Agricultura, Sergio Iraeta.

Zerboni compartió una reflexión que surge de sus más de 40 años de experiencia como productor agropecuario. “Me recibí de ingeniero agrónomo a finales de los 80. En los 90, gracias a la biotecnología, la siembra directa y la expansión de la frontera agrícola, viví la revolución que transformó el agro argentino”, comentó al inicio del evento.

Recordó que en esa época, el sector agropecuario mostró su potencial innovador, pero la política adoptó un enfoque fiscalista. “Pusimos toda nuestra creatividad para producir más y mejor, pero la política, en lugar de ver al agro como un socio estratégico, lo consideró una fuente de recaudación. Casi ningún país del mundo castiga las exportaciones con retenciones, pero aquí las restablecieron, y la presión fiscal fue en aumento hasta la resolución 125, que generó un quiebre con el sector”, indicó.

El presidente de Maizar subrayó que ese contexto marcó el inicio de un estancamiento productivo del cual Argentina no ha logrado salir. A altos costos internos se suman factores estructurales que afectan la competitividad de los productores. “Hoy esa competitividad ya no existe”, aseguró mientras enumeraba las variables que obstaculizan el resurgimiento del campo: “Costos más altos por malezas resistentes; suelos menos fértiles debido a la baja reposición de nutrientes; infraestructura deficiente sin trenes ni caminos rurales; presión fiscal con triple imposición; maquinaria agrícola envejecida; proteccionismo global; caída de la demanda china; estancamiento poblacional y menores precios internacionales”.

“Estas condiciones amenazan a los productores menos eficientes del mundo. El gran riesgo es que los productores argentinos desaparezcan, no por su productividad, sino por las políticas agropecuarias y fiscales inadecuadas”, agregó.

Zerboni realizó una comparación con Brasil, que en las últimas décadas ha implementado una estrategia continua de apoyo a su agroindustria. “Brasil ha pasado de producir 55 millones de toneladas en los 90 a más de 320 millones en la actualidad. Aspiran a alcanzar los 500 millones. Pasó de ser un importador de alimentos a ser el principal exportador mundial, liderando en casi todos los rubros que también producimos nosotros, y lo sorprendente es que mantienen dos tercios de su tierra virgen”, detalló.

En contraste, destacó que Argentina lleva más de una década en estancamiento. “En ganadería, la diferencia es aún más dramática: Brasil pasó de 70 a más de 240 millones de cabezas, mientras que nosotros hemos pasado de 60 a apenas 50 millones”, explicó.

Recalcó que el crecimiento brasileño se debe a una visión a largo plazo y a una relación fluida entre el agro y la política. “Sin duda, este desarrollo se relaciona con la capacidad de los productores brasileños para entender la importancia de trabajar con la política”, afirmó, citando como modelo el Instituto Pensar Agro (IPA), que asesora al bloque agropecuario del Congreso brasileño.

Zerboni también destacó que Maizar sigue ese camino, integrando el Comité Agrobioindustrial (ABI) junto a otras nueve instituciones y participando con el Espacio Legislativo Interpartidario del Agro (ELIA), que reúne a legisladores de 18 provincias argentinas. “Sabemos que el camino no puede ser sin la política, ni en contra de ella, sino junto a la política. Nuestro compromiso con las políticas públicas es claro y concreto”, enfatizó.

Además, mencionó el trabajo internacional que se lleva a cabo con otros países productores de maíz a través de Maizall, una alianza estratégica con EE.UU. y Brasil, que representa el 50% de la producción y el 80% de las exportaciones globales de maíz. “A partir de junio, Argentina presidirá Maizall, con Manuel Ron al frente. Le deseamos el mayor de los éxitos y tiene nuestro total respaldo”, anunció.

En el ámbito productivo, abordó los desafíos de la última campaña, especialmente los daños provocados por la chicharrita. “La campaña anterior resultó en una pérdida de 11,5 millones de toneladas de maíz, equivalente a 2000 millones de dólares. En tiempo récord, creamos la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, que ha logrado generar información clave para su manejo. No nos volverá a sorprender”, prometió.

También subrayó la importancia de transformar el maíz en su lugar de origen para superar los altos costos logísticos. “Producir maíz en zonas alejadas de los puertos para exportación es inviable. La única alternativa rentable es agregar valor local, como lo hizo Brasil en Mato Grosso, a 2000 kilómetros del puerto”, afirmó. Ampliando su idea, indicó que “podemos transformar nuestros granos en proteínas animales, biocombustibles, alimentos y productos industriales”.

Casi al final de su intervención, valoró el rumbo del Gobierno actual. “Valoramos el compromiso que han mostrado en la búsqueda de estabilidad económica, control de la inflación y reducción de la pobreza. Somos conscientes de la compleja situación que tenían al asumir el país hace apenas un año y medio”, reconoció.

Sin embargo, reiteró que aún hay reformas pendientes. “Debemos continuar con los cambios que aún faltan, como una reforma integral impositiva y laboral, con la eliminación de las retenciones (DEX) como una cuestión prioritaria. Solo de esta manera el país podrá crecer, desarrollarse y competir a nivel global”, concluyó.

Para finalizar, dejó un mensaje de aliento, pero también de urgencia: “Hemos aprendido de oportunidades perdidas. Hoy sabemos que Argentina tiene el potencial y la resiliencia para ser protagonista. El tiempo de lamentarse ha terminado. Es hora de actuar y exigir reglas claras que liberen la fuerza de nuestro agro, energía y minería. Esta es nuestra ventana de oportunidad. Trabajemos juntos, porque la transformación es el único camino para construir la Argentina que merecemos”.

Por su parte, Marcelo Mc Grech, presidente del Congreso Maizar 2025, agradeció la confianza depositada en él para presidir el evento y habló sobre el lema de este año, que nació con el propósito de multiplicar el valor. “El valor del conocimiento, del trabajo, de la producción, de la transformación, de la innovación, de consensuar y, sobre todo, el valor de pensar en grande”, subrayó.

“El maíz y el sorgo ya no son solo cultivos. Son vectores de cambio, motores de desarrollo. La clave para producir alimentos, energías renovables e insumos industriales. Para generar empleo de calidad, construir marcas, exportar con identidad. Y hacer lo que más necesitamos: arraigar talento en cada rincón del país y construir una Argentina más integrada, sustentable y competitiva”, agregó.

Luego, Mc Grech destacó el primer gran desafío: convocar a todas las voces. “Y lo logramos, voces que, con conocimiento y experiencia, despiertan nuestra inquietud al exponer sobre nuestra matriz energética actual y cómo se proyecta. Los biocombustibles, desde la perspectiva no solo de la industria, sino también de las petroleras, las automotrices y los gobiernos provinciales. Seguramente ya todos se han cruzado aquí con autos de calle y competición que funcionan con biocombustibles”, precisó.

En este contexto, indicó que el segundo desafío será decidir si continuar discutiendo lo obvio o construir acuerdos genuinos: “Porque si con toda esta inteligencia y diversidad, junto a este ecosistema, no logramos sentarnos a la misma mesa, entonces el problema no es el contexto. El problema somos nosotros. Ya no basta con tener razón. Necesitamos tener un rumbo, un proyecto y audacia. Contamos con suficientes ejemplos de que es posible”, remarcó.

“El país necesita con urgencia un mercado de capitales fuerte, profundo y confiable. Que, junto a los bancos, respalde una inversión real y a largo plazo. Que convierta toneladas en empleos, y territorio en desarrollo. Porque sin plantas y sin infraestructura, no hay proceso industrial. Y sin un proceso industrial, el valor generado en el campo se diluye”, enfatizó.

En este escenario, destacó la necesidad de una visión común entre el campo, la industria y el Estado: “Un acuerdo estratégico y sostenido que trascienda gobiernos. Una red es más fuerte que una cadena, equilibra fuerzas, comparte riesgos y multiplica oportunidades. En una red, cada nodo entiende que por sí solo no basta”.

Finalmente, describió el tercer gran desafío: “dejar de pensar con fórmulas antiguas”. “¿Tenemos el coraje de imaginar lo que viene y planificar en consecuencia? La pirámide demográfica global muestra índices de crecimiento negativos. ¿Estamos planteando escenarios donde sobren los alimentos? ¿Vamos a liderar la transformación de la matriz energética? ¿Diferenciaremos nuestros productos o seguiremos vendiendo materias primas? ¿Contamos con una estrategia para posicionar nuestros productos y desarrollar marcas? ¿Sabemos contar nuestra historia al mundo? El desafío está planteado. El sueño está lanzado. La decisión, ahora, es de ustedes”, cerró.

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