Lunes, 26 de mayo de 2025   |   Campo

enfermedad en bovinos: control y consecuencias graves

enfermedad en bovinos: control y consecuencias graves

La Diarrea Viral Bovina (DVB) es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta al ganado bovino, provocando una variedad de síntomas que incluyen inmunosupresión, problemas respiratorios, diarrea, infertilidad y abortos. Esta afección es de gran relevancia económica para los productores de carne y leche, ya que pone en riesgo la reproducción y la productividad de los rodeos. En los últimos años, su incidencia ha aumentado considerablemente.

La DVB es provocada por un virus que puede infectar tanto a bovinos adultos como a terneros. La transmisión ocurre principalmente a través del contacto directo con animales infectados. Para diagnosticar la enfermedad, se basa en la detección del virus en muestras de sangre. Los animales infectados se clasifican en dos categorías:

  • T1: Son aquellos que, tras infectarse, desarrollan la enfermedad durante un periodo de 14 a 21 días y luego se recuperan.

  • P1: Se trata de los animales que permanecen infectados desde el útero, momento en el cual su sistema inmunológico en desarrollo no logra identificar al virus. Nacen infectados, continuando así a lo largo de su vida y diseminando partículas virales. Aunque no son numerosos en una población, representan un riesgo significativo.

La prevención de la DVB se fundamenta en la implementación de medidas sanitarias, que incluyen la detección y eliminación de los animales P1, la vacunación y el monitoreo del rodeo dentro de un plan a largo plazo. Las vacas infectadas con DVB presentan problemas como infertilidad, abortos y complicaciones respiratorias.

Durante una reunión organizada por Select Debernardi, el médico veterinario especialista en sanidad animal, Diego Wenz, comentó que “la diarrea viral bovina causa principalmente inmunosupresión y afecta la reproducción, reduciendo la tasa de preñez debido a las pérdidas embrionarias”. Además, subrayó que la incidencia de esta enfermedad ha crecido notablemente en los últimos años.

En Argentina, la DVB se considera endémica; un estudio reciente reveló que el 85% de los establecimientos ganaderos dedicados a la carne dio positivo en DVB, mientras que el 95% de los tambos se encontraba en la misma situación. En Latinoamérica, la enfermedad también está ampliamente distribuida, aunque existen cepas diferentes a las de Argentina. A nivel mundial, no hay países libres de DVB, aunque sí algunas regiones, como Noruega e Inglaterra.

Wenz explicó que “en los animales T1, la presencia del virus en sangre dura de 14 a 21 días, periodo durante el cual se produce el efecto inmunosupresor. En la mayoría de los casos, la enfermedad se autolimita después de este tiempo”.

El contagio se produce principalmente a través del contacto entre animales, ya sea por aire, materia fecal, orina, leche o durante la reproducción. Los P1, que están permanentemente infectados, son una fuente crucial de transmisión, ya que pueden ser portadores asintomáticos del virus a lo largo de su vida.

Los T1 que han sufrido infecciones pueden volver a infectarse, ya que los anticuerpos específicos disminuyen a la mitad a los 23 días. Por esta razón, estos animales pueden enfermarse dos o tres veces al año.

El diagnóstico puede realizarse mediante la detección directa del virus a través de un análisis PCR, similar al empleado para detectar Covid-19. “Si un animal da positivo, se volverá a tomar una muestra de sangre a los 30 días para determinar si ha superado la viremia. Si vuelve a dar positivo, debe ser eliminado. Si el resultado es positivo la primera vez y negativo la segunda, se trata de un T1 con una viremia temporaria”, detalló Wenz.

Para controlar la enfermedad, existen varias estrategias. “Debe diseñarse un plan a largo plazo que comience con la vacunación, que es la medida más efectiva en relación costo-beneficio. Esto tiene como objetivo reducir la circulación del virus y mejorar los indicadores sanitarios en el rodeo”, aconsejó Wenz. Cabe mencionar que todas las vacunas respiratorias incluyen el virus de la diarrea viral bovina.

El especialista también apuntó que hay diversas vacunas con diferentes modos de acción. Generalmente, se recomienda vacunar a las terneras al año de vida durante la recría.

Otra medida importante es verificar el origen de todos los animales que ingresan al rodeo, ya sean toros o vaquillonas, y establecer una cuarentena en el campo para que los T1 puedan superar una viremia transitoria. Aquellos que sean identificados como P1 no deberían ser admitidos.

Además, se puede trabajar con los terneros mediante pruebas PCR dobles a los 80-120 días de vida, lo que permite eliminar rápidamente a los P1. “Todos estos controles deben implementarse a lo largo de toda la vida de los animales dentro de un plan a largo plazo; también es recomendable solicitar a las cabañas análisis negativos de diarrea viral bovina antes de adquirir semen de toros”, concluyó Wenz.

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