Sábado, 22 de noviembre de 2025   |   Política

El limitado camino de la negociación política: la lapicera de Economía y el mensaje repetido de gobernadores

El Gobierno negocia básicamente para avanzar con el Presupuesto 2026. Los jefes provinciales trasmiten disposición al diálogo y, también, ratifican reclamos. Eso remite a Luis Caputo. El temario incluye las reformas laboral y tributaria, pero por ahora no circulan los proyectos
El limitado camino de la negociación política: la lapicera de Economía y el mensaje repetido de gobernadores

Pasaron cuatro semanas desde las elecciones de octubre y cada inquietud de los mercados, más allá de su origen real y de las especulaciones, repone el foco sobre las expectativas de un acuerdo político con traducción efectiva en el Congreso. Diego Santilli suma citas en su despacho de ministro y viajes a las provincias para conversar con los gobernadores. El mensaje que recibe, con los cuidados del caso, puede ser resumido así: predisposición a tratar la agenda del Gobierno -Presupuesto y reformas laboral y tributaria, en los primeros renglones- y reclamos repetidos de cada distrito. Eso último va de la mano con facturas de arrastre por lo que consideran incumplimientos de compromisos. Y remite a la lapicera de Luis Caputo.

El ministro del Interior acaba de visitar Santiago del Estero, que unas horas antes había sido la sede de una asamblea de gobernadores del Norte Grande. Fueron dos hechos para el registro de Santilli. La cita con Gerardo Zamora -amable, según difundieron el visitante y el anfitrión- dejó tendida un puente de negociación, por ahora sin quiebre de la relación de aliado que mantiene el gobernador con el peronismo. Y la cumbre regional también cuidó las formas, aunque sin ocultar las demandas de conjunto al poder central.

Reciprocidad. Ese es el término que, en algunos casos de manera expresa, asoma en la sucesión de contactos que viene manteniendo Santilli. El encuentro norteño lo dejó a la vista con planteos puntuales de algunos gobernadores y la decisión colectiva de solicitar una reunión con el Gobierno nacional. Por encima de todo, la convocatoria regional fue significativa por la heterogeneidad que mostró la postal política. Participaron siete gobernadores y tres vice, desde aliados a opositores más decididos. La lista de provincias: Catamarca, Chaco, Salta, La Rioja, Misiones, Formosa, Jujuy, Tucumán, Corrientes, además de Santiago del Estero.

Hubo señalamientos sobre reclamos específicos de algunos distritos, en especial los referidos a cajas de jubilaciones no transferidas. Y reiteración de puntos generalizados, como la obra pública. El tucumano Osvaldo Jaldo lo sintetizó al decir que el Gobierno nacional concentra ingresos y no hay “derrame” hacia las provincias. Una referencia a la parálisis de las obras públicas y la carencia de fondos para retomarlas fue hecha por otro dialoguista, el salteño Gustavo Sáenz.

El encuentro de Santilli con Zamora fue especialmente destacado, incluso en los días previos, como parte del tejido que intenta el oficialismo para afirmarse en el Congreso -sobre todo, en Diputados- con captación de aliados, salto de socios a sus filas y, en lo posible, fracturas en el peronismo/kirchnerismo. Más módica, la visita al jefe local -que actuará de manera directa en el Senado y controla a los siete diputados de su provincia- dejó abiertos caminos de negociación.

Por supuesto, los reclamos están sobre la mesa. Son los mismos que motorizaron movidas amplias como el impulso a la ley sobre ATN, vetada por Milei. Ese tema al igual que el de las cajas previsionales fue destacado por el misionero Hugo Passalacqua, que tiene agendado encuentro con Santilli para el lunes. Los encuentros pendientes del ministro incluyen a Jorge Macri, que insiste con el reclamo por la poda de fondos ordenada por CFK y ejecuta por Alberto Fernández.

También está claro el lugar en que quedó la mayoría de los gobernadores, después de las derrotas sufridas en octubre a manos de LLA. Ese impacto expone debilidades. Perdieron peso en el Congreso, aunque tienen resto legislativo para negociar. Y en sus distritos, mantienen fortaleza en las legislaturas. Todos los que fueron a elecciones desdobladas pudieron celebrar triunfos, excepto en el turno porteño.

Santilli corre con tiempos apretados para negociar, en función de la intención de Olivos, que es llegar a fin de año con el Presupuesto aprobado y alguno de sus proyectos de reforma encaminado. El ministro quedó a cargo de la principal movida política del Gobierno después de la caída de Guillermo Francos como jefe de Gabinete. Fue el desenlace de un capítulo central de la interna, no concluida. Y ese cortinado de fondo condiciona al menos en parte a Santilli: integra el gabinete, no el círculo violeta.

El terreno doméstico es de especial interés, cuando aún queda por ser resuelta la recomposición más amplia del gabinete. Las piezas que se han movido hasta ahora exponen el predominio de Karina Milei. Pero hay más. En el circuito presidencial ocupa un lugar propio y destacado el ministro de Economía, que dejó en suspenso algunos de los principales acuerdos cerrados por Francos con gobernadores. El eco de esas intervenciones puede ser escuchado en las conversaciones encaradas por Santilli.

El ministro del Interior ya había dicho que sería bueno que su colega de Economía termine sumándose a la mesa de negociaciones. Por lo pronto, Luis Caputo participa activamente en reuniones del círculo político más allegado a Milei. Se verá hasta qué punto se estiran los números. No se trata ya sólo del tironeo con las provincias, sino además de atender el mensaje de Washington sobe la necesidad de sustento político para las reformas.

El tema de las reformas agrega su propio camino. En general, todos las declaraciones públicas y tanteos reservados dejan para el Gobierno un mensaje de apoyo a los títulos: reforma laboral, reforma tributaria. Y la demanda obvia: conocer los textos de los proyectos. El oficialismo juega por ahora el juego de los trascendidos, que en algunos casos niegan versiones de unos días antes surgidas de despachos de la Casa Rosada y escritorios de Diputados.

Son movimientos básicos para sostener el tema y la decisión de Olivos en la agenda política. Pero conllevan el riesgo del desgaste de expectativas. Es un tema nada desdeñable, para la política y para la economía.

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