
– La tragedia del vuelo AI171 de Air India, un Boeing 787-8 Dreamliner que se estrelló el 12 de junio en Ahmedabad, India, cobrando 241 vidas de 242 pasajeros, ha puesto bajo escrutinio las advertencias del exgerente de calidad de Boeing, John Barnett. Este accidente, el primero fatal del 787 desde su debut en 2011, intensifica las críticas hacia los estándares de seguridad de la compañía.
Barnett, con más de 30 años en Boeing, denunció en 2019 irregularidades en la planta de North Charleston, Carolina del Sur, donde se ensamblan los Dreamliner. Según él, la presión por cumplir plazos llevaba a usar piezas de baja calidad, incluso rescatadas de desechos, y a omitir inspecciones críticas. Advirtió que hasta un 25% de los sistemas de oxígeno de emergencia podrían fallar y que cables esenciales estaban expuestos a riesgos por residuos metálicos. Barnett, que se negó a volar en el 787, falleció en marzo de 2024 en un aparente suicidio durante una disputa legal con Boeing, generando especulaciones.
El 787, promocionado por su eficiencia desde su lanzamiento en 2011, ha enfrentado problemas técnicos recurrentes. En 2013, incendios de baterías obligaron a la FAA a suspender sus vuelos en EE.UU. En 2015, un fallo de software amenazó el control de la aeronave, y se reportaron filtraciones de combustible. Un informe del New York Times de 2019 respaldó las denuncias de Barnett sobre la planta de Carolina del Sur, señalando fallos en la producción. En 2024, otro denunciante, Sam Salehpour, alertó sobre defectos estructurales en el fuselaje, mientras Boeing admitió falsificar documentación de inspecciones.
Aunque las causas del accidente en Ahmedabad están bajo investigación, la tragedia reaviva el debate sobre la cultura de Boeing, acusada de priorizar costos sobre seguridad. La dependencia de contratistas externos y un ensamblaje complejo han sido criticados por aumentar riesgos. Boeing prometió colaborar con las autoridades, pero el historial del 787 y las advertencias ignoradas generan desconfianza. La comunidad aeronáutica y la FAA enfrentan presión para reforzar la supervisión.