
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, autorizó que Ucrania lleve a cabo ataques de largo alcance en territorio ruso bajo la supervisión del Pentágono, según confirmó este domingo el enviado especial estadounidense para Ucrania, Keith Kellogg, en una entrevista con Fox News.
“La respuesta es sí, usen la capacidad de golpear a fondo, no existen santuarios”, dijo Kellogg al detallar la postura de Trump sobre las ofensivas ucranianas en suelo ruso.
El funcionario precisó que la autorización no es automática: se concede para cada operación de forma individual, y en cada caso la decisión final corresponde a Trump.
La solicitud de armas de largo alcance forma parte de las gestiones recientes de Kiev. En un encuentro paralelo a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, pidió personalmente a Trump misiles de crucero Tomahawk. El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, confirmó que la administración está evaluando entregar esos misiles a Ucrania, aunque aún no se ha tomado una decisión definitiva.
“Esa es una de las razones por las que, esta última semana…el presidente Zelensky pidió a Trump que entregara misiles Tomahawk. La decisión todavía no ha sido tomada”, reiteró Kellogg.
Aunque Ucrania desarrolla sus propios misiles de largo alcance y drones, sigue dependiendo del armamento y del apoyo tecnológico de sus aliados para ejecutar estas operaciones.
“Esto es un asunto global, y debemos reaccionar en consecuencia”, señaló Kellogg, al tiempo que destacó la necesidad de actuar con cautela ante las recientes provocaciones de Moscú en el espacio aéreo de la Unión Europea y la OTAN.
El pasado 10 de septiembre, drones rusos ingresaron al espacio aéreo polaco y fueron derribados por la defensa antiaérea de Varsovia; fue la primera intervención de este tipo en más de tres años desde el inicio de la guerra a gran escala contra Ucrania. Posteriormente, el 19 de septiembre, tres aviones militares rusos violaron el espacio aéreo de Estonia, lo que elevó la tensión regional.
Kellogg subrayó que la ofensiva rusa no ha logrado sus objetivos. “Rusia no está ganando esta guerra. Si lo estuvieran, estarían en Kiev, Odesa, habrían cruzado el Dniéper”, afirmó, citando cifras del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, que reportan aproximadamente 1.109.590 bajas rusas desde el inicio de la invasión el 24 de febrero de 2022.
La postura de Trump marca un cambio respecto a meses anteriores, cuando criticó los ataques ucranianos contra infraestructura rusa. En agosto escribió al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, asegurando que estaba “muy enojado” por los ataques con drones contra el oleoducto Druzhba. En semanas recientes, Trump ha intensificado sus críticas a Vladimir Putin: “Estoy muy insatisfecho con lo que Rusia está haciendo y con lo que hace el presidente Putin. No me ha gustado en absoluto. Está matando personas sin ninguna razón”, expresó.
Mientras la administración estadounidense evalúa suministrar misiles Tomahawk y el Pentágono mantiene la supervisión, Ucrania sigue planificando operaciones de largo alcance con coordinación directa de Washington.
Un ataque masivo de drones y misiles rusos contra Ucrania, que se extendió durante 12 horas hasta la mañana del domingo, dejó al menos cuatro muertos en Kiev, entre ellos una niña de 12 años, según informaron las autoridades ucranianas.
Polonia activó y desplegó aviones de combate para proteger su espacio aéreo tras la ofensiva, en un contexto en el que la OTAN acusó a Moscú de ser responsable de varias violaciones del espacio aéreo de la alianza en días recientes. Los esfuerzos diplomáticos para frenar la guerra siguen estancados y Rusia ha reafirmado su determinación de mantener la ofensiva iniciada en febrero de 2022.
“El objetivo de Moscú es continuar su campaña de muertes y solo merece la presión más fuerte de la comunidad internacional”, declaró el presidente ucraniano Volodimir Zelensky después del ataque. Tras el masivo bombardeo, Zelensky sostuvo conversaciones telefónicas con aliados, incluidos el secretario general de la OTAN Mark Rutte, el presidente de Finlandia Alexander Stubb y el primer ministro noruego Jonas Gahr Store.
Rusia sostuvo que atacó únicamente objetivos militares. No obstante, según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania, entre los edificios alcanzados también había viviendas, un centro de cardiología y un jardín de infancia.
De acuerdo con el ejército ucraniano, el país fue blanco de 595 drones y 48 misiles; la mayoría fueron interceptados por las defensas aéreas, aunque 31 drones y cinco misiles impactaron en distintos puntos del país.
Zelensky afirmó que instalaciones energéticas sufrieron daños y atribuyó a Rusia la intención de provocar fallos masivos en el suministro eléctrico.