Siempre partiendo de la información policial, Luque buscó un hierro grueso, hechizo utilizado para calzar las embarcaciones de pequeñas dimensiones y sin mediar palabras lo persiguió hasta lograr reducirlo a golpes.
Los 31 centímetros de largo del caño por seis de diámetro cayeron con irracionalidad sobre la cabeza y espalda, y la punta de un hierro “del 8” le produjo lesiones terribles en la zona craneal.
Más tranquilo y cansado, el embarcado llamó a la Policía e informó de lo sucedido. Volvió a su casa donde esperó a los uniformados y tras contar algunos pequeños detalles no opuso resistencia para el traslado a Tribunales.
El juez de Instrucción en feria, Ricardo Rodríguez, dispuso alojar al imputado en la Jefatura de Policía de Colón y luego de caratular inicialmente la causa como Homicidio simple dispuso convocar a vecinos, quienes aportaron algunos testimonios que aseveraron la posible emoción violenta sufrida por el detenido. la Policía de Colón informó que el joven asesinado tenía un frondoso prontuario.(Diario Uno)