
Los móviles ardían el jueves pasado en el Senado, con mensajes cruzados -por momentos contradictorios- de los propios operadores del Gobierno. Mientras la Casa Rosada denunciaba un supuesto “golpe institucional” orquestado por la oposición y en redes sus voceros agitaban videos fake con llamados a bombardear el Congreso, en la trastienda hubo intentos desesperados por frenar lo inevitable.
La noche anterior, los gobernadores de Juntos por el Cambio habían acordado por Zoom marcar una diferencia con el peronismo. “Todos están descontentos con un Gobierno que promete y no cumple. No te da nada”, enfatizó un operador federal. Pero advirtió: “Los gobernadores tienen intensidades y velocidades diferentes”. En esa diversidad se sostiene aún la chance del oficialismo de revertir el duro revés que le propinó el Senado, donde cinco de los seis proyectos con impacto fiscal fueron rechazados por dos tercios de los votos.
Hay mandatarios molestos, otros decepcionados, y la mayoría directamente urgida por los fondos que la Nación retacea desde diciembre de 2023. “Yo me inmolé por ustedes”, reprochó un senador radical, con línea directa a la Casa Rosada, a un interlocutor de confianza. Y no fue el único. En Diputados, otros radicales que arriesgaron su capital político en favor del Gobierno, como el misionero Martín Arjol o el tucumano Mariano Campero, quedaron pedaleando en el aire cuando intentaron cobrar esos favores en clave electoral.
Tras fracasar el intento de vaciar el recinto y las mociones para dividir la sesión en dos tramos o alterar el temario, desde las terminales libertarias se emitieron órdenes urgentes y confusas. El despacho de Lule Menem pedía votar en contra de los proyectos. “¿Quién va a poner la cara para explicar que votó en contra de los jubilados? Es un tema siempre complejo y sensible”, explicó un referente de Juntos.
Tampoco prosperó el pedido desde Economía, done el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, funge como interlocutor económico: “Vacíen el salón”. Incluso el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, recibió un mensaje en su WhatsApp apenas asumió la conducción tras la salida de Victoria Villarruel del estrado: “Bajate de ahí”.
El enojo de los gobernadores quedó reflejado en sus propios voceros: “Tuvieron un montón de tiempo para negociar y nos ofrecieron solo $300 millones de uno de los ítems del impuesto al combustible, el de rutas. Pareció una cargada. ¿Cómo vamos a levantar la sesión y pagar ese costo delante de todos? Que me ch….”. El cierre del mensaje fue más gráfico, aunque para mantener las formas de la diplomacia, se omitió de esta publicación.
¿Se pueden judicializar las leyes del Senado?
El revés parlamentario dejó al Ejecutivo tambaleando. En las horas posteriores, algunos funcionarios intentaban hacer cuentas, pero los gobernadores ahora cotizan más caro. “Siempre que quieran negociar, porque hasta el viernes no hubo ni una llamada”, afirmaban desde las provincias.
No hay Plan B. O si lo hay -la judicialización anunciada por Milei-, dentro del Gobierno son pocos los que creen que prospere. Tampoco los gobernadores lo consideran viable. Algunos apuestan a negociar en Diputados, donde el oficialismo tiene más chances. La Cámara baja volverá a ser el escenario clave.
“Todos saben lo que voy a hacer”, dijo sonriente el Presidente el mismo jueves por la tarde, en la Bolsa de Comercio. “Vamos a vetar. Y si se cae el veto, lo vamos a judicializar”. Pero su confianza no contagia: en la propia Rosada dudan de que la Justicia logre lo que la política no consigue.
“La situación está muy complicada, ya desde hace semanas que esto viene mal. Si no hay un golpe de timón, se va a profundizar porque te impacta en la economía”, confesó a El Cronista un referente libertario. Se quejan de la falta de “herramientas” y de “política” para lograr resultados. Aunque niegan en público haber vivido “el peor día de Milei”, en privado reconocen que atraviesan la mayor crisis de gobernabilidad desde el inicio del mandato. Y no está claro si la luz al final del túnel es una salida o una locomotora federal que viene de frente.
El calendario electoral contamina toda la discusión política. Aun así, hay mandatarios que todavía quieren cerrar acuerdos con LLA, aunque la Rosada les haya jugado en contra en los comicios provinciales. Dentro de Juntos, tres gobernadores siguen en diálogo con posibilidades concretas: Alfredo Cornejo (Mendoza), Leandro Zdero (Chaco) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos). También el salteño Gustavo Sáenz, del peronismo provincialista, exhibe señales de acercamiento.
Los gobernadores enviaron un mensaje claro con votos selectivos, ausencias y abstenciones. Los más enojados, como Martín Llaryora (Córdoba), Claudio Vidal (Santa Cruz), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Raúl Jalil (Catamarca), votaron en bloque con la oposición. De Jalil se dice que es uno de los más disconformes en el grupo de WhatsApp que comparten.
Otros eligieron una estrategia más ambigua: Mariana Juri (Mendoza) y Víctor Zimmermann (Chaco), cercanos a LLA, se ausentaron. En Entre Ríos, Alfredo de Angeli votó a favor de las leyes de coparticipación mientras que su compañera Stella Maris Olalla estuvo ausente.
Campaña violeta bajo presión
¿Incidirá todo esto en la negociación electoral con los aliados más cercanos?, preguntó El Cronista. “No debería”, respondieron escuetamente desde el oficialismo. Pero la pregunta ya está instalada: ¿cómo afectará este tropiezo al objetivo de “pintar el mapa de violeta”?
En una semana se vence el plazo para cerrar las listas en la provincia de Buenos Aires, el territorio electoral más determinante previo a octubre. La prioridad del Gobierno es cerrar acuerdos con el PRO, la UCR y las 24 fuerzas vecinales que se sumaron a La Libertad Avanza, para asegurarse “leales” en los casilleros clave.
A diferencia de 2023, esta vez los estrategas libertarios creen que podrán ubicar a “gente de confianza” en los puestos expectantes. La consigna “Kirchnerismo o libertad”, que ordenó la campaña porteña, se replicará, pero el desafío bonaerense es mayor: no hay un Adorni que aglutine. Y hay ocho elecciones en juego.
Luego de sellar en los papeles la alianza La Libertad Avanza ante la Justicia electoral, el presidente del partido a nivel provincial reunió al conjunto de los coordinadores territoriales para afinar los próximos pasos.
Pese a la falta de candidatos competitivos en cada distrito, confían en el arrastre de la marca. En CABA, el equipo de Pilar Ramírez, a la cabeza de LLA en la Ciudad, había diseñado in house un mapa de calor según los resultados de 2021 para afinar el despliegue territorial. Esa herramienta no está disponible para Provincia por las características y el volumen de su elección.
Para compensarlo, apuntan a una campaña híbrida entre territorio y redes, con movidas virales que generen impacto. Uno de los planes en carpeta incluye un megaevento juvenil con “Mil Jóvenes con Milei”, a realizarse en las próximas semanas. El voto joven, que permanece fiel en mayor proporción, sigue siendo un activo central para LLA cuando flaquea en otros grupos de la sociedad.